lunes, 10 de agosto de 2009

A conjurar el Chiquiconcierto!

Había una vez...en un lugar conocido como Santa Ana, una hermosísima casa de madera con tantos y tan maravillosos espacios y ornamentos que los lugareños la llamaban "el Teatro". Dicen que allí suceden cosas inimaginables, que aparecen personajes fantásticos y suenan unos cantos que dejan moraditos de envidia a los mismísimos ángeles. Una amiga me contó que el 19 de julio se conjugaron quien sabe qué movimientos astrales con no sé qué asuntos culturales y sucedió lo que todos los santanecos habían esperado: el teatro se convirtió en un mágico portal que durante una hora transportó a los nosecuantoscientos de personas a un universo paralelo, a un estado en que la risa y el extasis se suceden causando en cada persona una especie de trance. Cuentan algunos de los que tuvieron la fortuna de presenciar tal suceso, que dos pajarracos de nombre Papageno y Pijuyo hicieron del escenario, su nido. Al parecer sus nombres humanos son Leandro Sánchez y Héctor Estrada, quienes durante una hora se transmutaron en aves -una verdiamarilla y la otra negriazulada- derrochando gracia y ternura a la vez que sacaban como de un sombrero mágico, a unos peculiares artistas: una ratona danzarina, cinco cerditos tan chulos como buenos cantantes, una bestia de gran corazón cortejando a una bella de bella voz y hasta la misma Pocahontas quien apareció por allá, trinando su canto entre los velos de la madre Natura. Mi amiga dice que desde ese día, los niños de Santa Ana repiten unas palabras que quizás sirvieron para conjurar tales maravillas en aquel teatro: "Chiquiconcierto el pajarraco cantor". Creo que lo hacen para que aquel momento extraordinario se repita. Yo por mi parte, a eso de la medianoche, cierro los ojos y repito las palabras "Chiquiconcierto"..."el pajarraco cantor" una y otra y otranvex... y no pierdo la esperanza que un día de estos se me aparezca el nido de Papageno y Pijuyo. Hazlo tú también porque dicen que entre más personas los invoquemos, es más fácil que se abra de nuevo ese prodigioso portal.